Es tarde en la noche, próxima las 3 de la madrugada y aun sigo despierta.
Hay algo que me ronda en mi cabeza de niña loca y aun no se lo que es.
He de confesar que llevo un tiempo bastante largo intentado encontrar una solución a mis propios pensamientos, pero se me hace duro.
Estoy sola, más sola de lo que nadie puede estar y esa soledad está haciendo mella en mi humor.
Me veo en la necesidad de tener una mano amiga cerca para estrechar la mía, un brazo al que agarrarme cuando tropiezo, unos ojos a los que mirar cuando algo sale bien, o cuando algo sale mal.
Necesito una voz que me susurre al oído "¿Qué tal pasaste la noche?"
Necesito tantas cosas a mi lado...
Necesito un cuerpo másculino al que poder acariciar, unos labios que me besen, un miembro viril que me haga sentir mujer, deseada.
Pero sobre todo, necesito sentirme querida, saber que alguien tiene un trocito de su corazón reservado para mi.
Que mala es la distancia y que mala la soledad.
Cada noche llamo a mis pensamientos a la calma para que pueda dormir, pero hay veces que la única forma que encuentro para hacerlo es tomando algo para ello y no quiero, pues temo acostumbrarme y no ser capaz de conciliar el sueño por mi misma.
Lo he dicho, soy cabecita loca.
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